sábado, 9 de enero de 2010

Más oxígeno a cruzada antiterrorista en EE.UU


La llamada guerra contra el terrorismo, que parecía solo sacada de un gobierno como el del republicano George W. Bush, alcanza una vez más protagonismo en Estados Unidos y afecta a numerosas naciones.
Ya no es la estrategia de Bush, justificada con los atentados ocurridos en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001, sino el nuevo plan contraterrorista del presidente Barack Obama, quien paradójicamente, recibió en 2009 el reconocido premio Nobel de la Paz.Desde hace unos días el mandatario norteamericano desplazó de sus prioridades temas como la tan polémica reforma de salud, y el acuciante dilema del cambio climático, para enfocar sus estrategias en medidas frente a lo que considera una ola de odio y terror contra su país.El intento fallido de hacer explotar un avión comercial el día de navidad, a manos de un nigeriano a quien la Casa Blanca le atribuye vínculos con la organización Al Qaeda, abrió el camino para que las fuerzas de seguridad estadounidenses se dispongan otra vez contra quienes consideran terroristas.Entre las medidas adoptadas se incluye el cierre de la embajada en Saná, capital de Yemen, donde según la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Al Qaeda amenazaba sus oficinas, reabiertas luego de dos días.A ello se sumaron las medidas extremas de control en aeropuertos de Estados Unidos a ciudadanos de 14 naciones consideradas patrocinadoras del terrorismo, o a quienes provengan de esos territorios.Se incluyen Irán, Sudán, Siria y Cuba. También los ciudadanos de Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Libia, Nigeria, Paquistán, Arabia Saudí, Somalia y Yemen serán objeto de mayores revisiones.Otros países, fundamentalmente en Europa, incrementaron igualmente las medidas de monitoreo de los pasajeros, a tono con la paranoia desatada en suelo norteamericano.La lista de personas vistas como un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, y que no pueden viajar a esa nación, sobrepasa ya los 500 mil.Hasta el momento, los controles aeroportuarios han ocasionado un gran número de retrasos y cancelaciones de vuelos, según señalaron algunos medios, como el diario The New York Times. Cualquier incidente menor puede provocar el cierre de una terminal, acotaron.Por otra parte, algunos países han protestado enérgicamente por su inclusión en la lista negra estadounidense, entre ellos, Nigeria, que el jueves dio un ultimátum de una semana a Washington para ser retirado del grupo.El Senado de ese país africano advirtió que si el Ejecutivo norteamericano no atiende el reclamo, se reunirá a puertas cerradas y adoptará las medidas pertinentes.Días antes, funcionarios de esa nación consideraron la medida injusta y discriminatoria, tomada porque quien intentara atacar el avión procedente de Amsterdan a Dretroit, era nigeriano.Mas este martes, tras reunirse con las principales agencias de seguridad en la Casa Blanca, Obama advirtió que continuarán arreciando las medidas en los próximos días.Aseguró que sus fuerzas perseguirán a la organización Al Qaeda donde quiera que esté, ya que considera a sus miembros un peligro para la nación.El gobernante dijo además que no volverá a tolerar situaciones como ésta, y criticó los sistemas de inteligencia del país que -en su opinión- fallaron desastrosamente, no sólo en este caso.Al respecto, enfatizó que los chequeos de seguridad serán reforzados, pues el grupo que categoriza de terrorista, no sólo amenaza en Yemen sino en el propio territorio de Estados Unidos.Para esta semana el mandatario exigió a sus funcionarios recomendaciones específicas sobre las violaciones en el intento de atentado de navidad y las nuevas medidas a tomar.Entre ellas figuraron asignar responsabilidades específicas a los agentes de seguridad, endurecer el criterio de detección de sospechosos e invertir alrededor de mil millones de dólares en nuevas tecnologías de detección.Sin dudas los islámicos tendrán nuevamente las de perder.Un estudio recientemente revelado por la Universidad Duke, en Chapel Hill, Carolina del Norte, mostró que, más de la mitad de los casos públicamente conocidos desde los ataques al World Trade Center y al Pentágono son atribuidos por el gobierno a extremistas integrados a algún grupo.

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